miércoles, 2 de septiembre de 2009

Con pedido de captura, cayó en Necochea


En poco menos de un mes y medio Jorge Carlos Agosti estaba en condiciones de presentarse ante la Justicia y liberarse, de algún modo, de los cargos que cayeron sobre él por la muerte de un adolescente, ocurrida el 24 de marzo de 2004.
Agosti fue apresado el fin de semana en Necochea, pese a que el hecho en el que aparece imputado tuvo lugar en el barrio porteño de Monte Castro, cuando, conduciendo un colectivo, atropelló a Ezequiel Ruiz, de 13 años, al salir de la escuela a la que concurría y lo mató.
Los testimonios que comprometieron al chofer de un interno de la línea 181 de transporte de pasajeros fueron contundentes y expresaron el exceso de velocidad en el que aparentemente se desplazaba el rodado, sumado a la falta de asistencia de la víctima.

Homicidio culposo agravado
Agosti fue juzgado por este hecho. El 17 de octubre de 2005, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 28, lo condenó a la pena de cuatro años de prisión y lo inhabilitó a conducir vehículos automotores por el plazo de 10 años, al hallarlo responsable del accidente que ocurrió en la intersección de la avenida Lope de Vega y Marcos Sastre, de Monte Castro, cuando el adolescente salía del colegio en su primer día de clases.
La sentencia fue apelada, bajo el argumento de “arbitraria” porque la defensa del chofer entendió que “también hubo culpa de la víctima”, y pidió que la pena se redujera al mínimo previsto para el delito de homicidio culposo, que es dos años de prisión en suspenso.
Como la condena no queda firme hasta tanto se expida el tribunal superior al que fue elevada la protesta, Agosti continuó en libertad.

Debe ir a prisión
La Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Penal analizó el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 28 y, por mayoría, confirmó la pena de cuatro años de prisión e inhabilitación de 10 años para conducir vehículos automotores. Los camaristas Gustavo Marcelo Hornos y Ana María Capolupo recordaron que la muerte del chico “no se habría producido” si Agosti “hubiese conducido con la atención y el cuidado debidos”.
Por su parte, la doctora Amelia Lydia Berraz de Vidal votó en minoría para reducir la condena de prisión a tres años (que le hubiera permitido a Agosti continuar en libertad), porque se manifestó en desacuerdo con el agravante que tuvo en cuenta el Tribunal, relacionado con la edad de Ruiz.
Cuando lo fueron a buscar para su detención, Agosti había desaparecido.

Bochas van, bochas vienen
En un mes y medio más la causa prescribía. Entonces Agosti iba a sortear la prisión, incluso aunque se presentara a la Justicia. Se mantuvo prófugo todo este tiempo, y las maniobras evasivas les resultaron buenas hasta el fin de semana pasado.
Efectivos de la “División Búsqueda de Personas” de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal Argentina encontraron rastros de Agosti en Necochea. La Delegación local de la Policía Federal se sumó a la estrategia para hallar a este hombre, de algo más de 60 años.
Cuando lo descubrieronn, su fisonomía era distinta a la que le conocían por las fotos que obraron los investigadores. Si bien no se hizo un lifting sofisticado, ahora Agosti tenía barba y cabellos más bien largos.
Establecida su residencia en Necochea, Policía Federal inició una discreta pesquisa para atrapar a Agosti, pasando desapercibida todo el tiempo para aprovechar el factor sorpresa y evitar la fuga del chofer sobre el que pesaba pedido de captura.
El fin de semana pasado fue el día. Efectivos policiales foráneos, devenidos a “turistas” recorrieron el Parque Miguel Lillo, y se quedaron mirando un emocionante partido de bochas. Uno de los participantes era Agosti, quien sólo advirtió la presencia policial, casi cuando tenía las esposas colocadas. Ahora está donde un tribunal y una cámara estableció que debe permanecer: en prisión.

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