miércoles, 19 de junio de 2013

Chacovachi, payaso de mundo

Bookmark and Share Tenía apenas 18 años a principio de los ´80. El avance de la democracia había empujado a los militares que hicieron vivir la época más negra de Argentina. Comenzaban a vislumbrarse haces de luz de mejor vida, de esperanzas, de alegrías, de sueños, de descubrimientos… Sueños y descubrimientos. ¡Qué buena combinación! Si, los sueños de Fernando Cavarozzi de triunfar en escenarios inmensos y gratuitos… y el descubrimiento de las plazas, que bien podrían ser esos escenarios. Cavarozzi se metió en la piel de El Payaso Chacovachi, y desde entonces no paró de concretar su sueño, y hacerlo perdurar en el tiempo. Hoy con 50 años ya no se siente inmortal, pero su esencia sigue intacta. A tal punto que es uno de los payasos de referencia de Argentina, artista callejero, fundador del Circo Vachi, director de espectáculos y director artístico de la Convención Argentina de Circo, Payasos y Espectáculos Callejeros desde sus inicios en 1996. Además, también preside la Fundación Humor y Circo Argentino Para El Mundo, que colabora con diversas instituciones argentinas para el desarrollo de proyectos circenses. El diario Página 12 escribió sobre Chacovachi: “En los ’90 ya era una figura emblemática con sede semanal en plaza Francia. Después, salió a recorrer el mundo con su unipersonal, que lo hizo un especialista de los humores iberoamericanos: hizo reír en España con el franquismo, en Colombia rodeado de ametralladoras, en las favelas brasileñas y en la peatonal de Villa Gesell. Organizó las míticas Convenciones de Malabares, Circo y Espectáculos Callejeros. El modo en que destrozó el arquetipo del payaso ingenuo sólo agigantó su figura. Y ahora, después de muchos años, Chacovachi regresa a la Argentina para presentar un espectáculo en el que pone a prueba su propia teoría: la máxima consagración es hacer reír a los vecinos de la cuadra luego de haber hecho reír a medio mundo”. Este payaso callejero trabajó en Marruecos, Cuba, Perú, Brasil, Venezuela, España, Inglaterra, Holanda, Colombia, Francia, entre otros países. LA CALLE COMO FORMA DE VIDA EdN: Te definís como sobreviviente de los grandes payasos de los 80 ¿Por qué razón crees que lograste sobrevivir? ¿Tuviste la capacidad de visualizar cambios que incorporaste en tu espectáculo? Chacovachi: Sobreviví porque no tuve la necesidad de transar. Nunca vi la calle (para mis espectáculos) como un lugar de paso, sino como forma de vida. El artista callejero tiene tres libertades que ningún otro artista tiene: la física, el mundo está lleno de plazas; la psíquica, no tenés que ser el mejor, con ser alcanza; y la económica, ganás dinero en relación a tu capacidad y tu esfuerzo EdN: No sé si existe un estereotipo de payaso, pero da la sensación de que Chacovachi no es un payaso convencional. Atrae por igual a grandes y chicos, y al cabo de cada función deja un mensaje ¿esto es tan así? Chacovachi: Cuando trabajás en la calle tenés que hacerlo para todos, chicos, grandes, ancianos, adolescentes, ricos, pobres, millonarios, lumpines, intelectuales, gente común (una forma de decir), gente con todo tipo de creencias y patologías. El hecho de que toda esa gente esté riendo junta, transforma increíblemente una gran masa homogénea. El mensaje que dejo es el mío, personal, que hace que muchos me quieran y otros me odien, pero siempre mantiene el interés. EdN: En algún reportaje que leí aseverás que tu espectáculo es como un juego de ajedrez… Chacovachi: Así lo veo yo, jugás vos contra el público. El rey es la dignidad y las energías, que es lo que tengo que cuidar. La reina, la responsabilidad y la actitud. Los caballos, torres y alfiles, las rutinas; los peones, son los chistes y gags… jugás vos, juega el público, según juega el público, jugás vos, por eso, con el mismo material no salen dos funciones iguales EdN: Con el correr de los años ¿cambió la filosofía de vida de Chacovachi, el público, el mensaje, o todo está más o menos igual? Chacovachi: El payaso es la exageración de la persona, y cambia como cambia ella. Yo no soy el mismo que a los 20 o 30 años… ya tengo 50. No soy el mismo después de la muerte de mi vieja, o del nacimiento de mis hijos. Ya no me siento inmortal y eso me hace más reflexivo. Esto se ve en mi espectáculo. LOS 10 MANDAMIENTOS DEL PAYASO 1-Sé la exageración y no la caricatura de tu persona 2-Nunca te enojarás con el público (no conviene) 3-Cuando estás en pista serás el centro del universo 4-nunca dudarás de tu material en escena 5-Ante el fracaso usarás la frase me chupa un huevo 6-Nunca usaras material de otro payaso que trabaje en el mismo lugar/plaza /ciudad 7-Estarás convencido de que si no es hoy será la próxima vez, pero encontrarás el sentimiento que estas buscando 8-No rechazarás ningún desafío 9-Le estarás agradecido toda la vida a los que te han inspirado aunque no te caigan bien 10-Seras políticamente incorrecto

miércoles, 5 de junio de 2013

Recuperar la ética

Bookmark and Share Este 7 de junio tomó a los periodistas en su peor momento de la historia desde que en 1810 Mariano Moreno sacó a luz “La Gazeta de Buenos Ayre”, primer periódico de la etapa independentista argentina. El espíritu de esta publicación fue anunciar al público los actos oficiales y las noticias exteriores y locales, a cargo, en ese entonces de Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli. Con el correr de los años, el periodismo se convirtió en sinónimo de credibilidad, confianza, seriedad, honestidad, certeza… La figura de un periodista estuvo casi a la altura de un juez de aquellos años, cuando sólo llegaban a magistrados las personas probas, equilibradas y justas. Lamentablemente hoy el periodismo aparece cuestionado, lesionado en su cualidad de creíble, peleado entre colegas, dejando ver su costado más ruin, su lado más despreciable. A tal punto, que la población descree de esta profesión. Ese descrédito es justo porque no se están cumpliendo los preceptos básicos de esta profesión u oficio. El periodista cubano Carlos M. Castañeda, escribió: “Ser periodista exige honestidad profesional. Hay que empezar por despojarse de prejuicios personales e ideológicos. Despojarse de ideas preconcebidas… “Ser periodista exige responsabilidad e integridad. Responsabilidad como profesional, integridad como hombre o mujer… hay que tener conciencia del daño que puede ocasionarse con el uso ligero de una cita inexacta o fuera de contexto, o la tergiversación de una confidencia contenida en un informe privado. Hay que sentir respeto por quienes confían en el periodista y respeto por el lector que lee la pieza periodística… A simple vista pocos de estos conceptos se están cumpliendo. Pero, si bien es cierto que la profesión está pasando por un mal momento, no es menos real que un método adecuado para su defensa es la creación y aplicación códigos que delimiten el buen y el mal ejercicio del periodismo. Recuperar la valoración ética, es uno de ellos.