Estudios recientes revelan que las peligrosas consecuencias comenzaron a gestarse en los cercanos años 90

La depredación pesquera es moneda corriente en nuestro país, aunque parece que sólo una minoría, muy chica por cierto, advierte sobre el desastre que se está produciendo. No es nuevo, pero desde la época Carlos Saúl Menem – Felipe Solá, responsables directos de “regalar” nuestra plataforma submarina y con ello la producción ictícola, las embarcaciones pesqueras argentinas deben recorrer más millas para completar la carga.
Como si fuera poco, por estos días se habla de un proyecto de ley que autoriza al Poder Ejecutivo Nacional a instaurar nuevos planes de reconversión y subsidios para desafectar y desguazar a los buques congeladores o factorías que no tengan permiso de pesca cuestionados o vaciados de nulidad.. Esto es, ni más ni menos, subsidios para empresas ilegales que explotan nuestros recursos y se enriquecen. Es algo así como “darles una mano” a estas firmas que envían el pescado argentino a sus países de origen.
Pero dejando de lado esta realidad, que es de esperar prime el sentido común de los legisladores para que no prospere, vale la pena dar una mirada a nuestro alrededor y ver qué es lo que está sucediendo con nuestra ¿riqueza? ictícola.
Los pescadores de esta región saben que embarcarse significa estar más días fuera de sus casas. Los cardúmenes buscados se encuentran más alejados, aunque ven muchos peces muertos flotando en la superficie del Océano Atlántico, sin que se trate de contaminación.
Reproducción exagerada de algunas aves
En este sentido, hace muy pocos días, la profesora Alicia Fardel, colaboradora de
Investigación Bélgica, alertó sobre a presencia de albatros y gaviotas en Punto Tombo, Chubut. En realidad no por la presencia, sino por su multiplicación exagerada de esas aves que motivó el estudio de biólogos del Centro de Estudios del Medio Ambiente Patagónico (Centap).
A lo largo del gigantesco golfo San Jorge, y en localidades pesqueras aledañas de Chubut y Santa Cruz, los lugareños ven oscurecer el cielo cuando arriban las bandadas de estas aves.
Según la profesora, estos gigantes del aire despegan hacia el mar en busca de comida y la mayor reproducción tiene directa relación con el hallazgo de mas alimentación de manera constante. Los científicos estimas que son cien veces más que en los cercanos años noventa.
La mujer que representa a investigación Bélgica recordó que el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de
Por su parte,
Alrededor del langostino
Desde entonces, los buques que buscan langostinos sólo se interesan por esta especie, que cuesta en el mercado internacional 18 dólaes el kilo (unos 60 pesos). Sólo por esta cuestión, arrojan al mar la merluza, cazón, abadejo, rayas, y hasta el salmón que caen en sus redes.
Como la merluza es un depredador del langostino –explicó Fardel-, muchos ejemplares quedan atrapados en las redes, son llevados a cubierta y luego arrojados al mar. Pero, como estos peces viven a 80 o
Teniendo en cuenta que un solo barco, de 40 o
Los científicos extranjeros que analizan la multiplicación de gaviotas y albatros dijeron, con resignación: “La causa de semejante mutación en la población de aves no es otra que la enorme riqueza de los argentinos, casi tan grande como su propia estupidez”.
Vaya a saber por qué razón, pero los medios de comunicación no se hacen eco de estas situaciones. Es más probable que aparezca antes en el National Geographic que en noticias periodísticas.