lunes, 30 de noviembre de 2009

Burocracia judicial al servicio de asesinos



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Escriben: padres de Alfredo Marcenac

Algunos estudiosos del tema, hace ya más de 100 años describieron a la burocracia, como una “jaula de hierro”, una estructura rígida y lenta para solucionar los problemas de las personas que viven en sociedad. Si algo hemos aprendido aquellos que esperamos justicia en nuestro país, es que las instituciones judiciales son el ejemplo más claro de la ineficiencia para dar respuestas justas a las víctimas, muy por el contrario terminan convirtiéndose en una “trampa de hierro” al servicio de los victimarios y de los asesinos.
Nuestro hijo Alfredo MARCENAC fue asesinado el 6 de julio de 2006 por Martín Ríos, quien disparó a un grupo de personas que caminaban por Avda. Cabildo a las 5 de la tarde. A partir de ese momento no sólo hemos sufrido la pérdida de Alfredo, sino que de manera permanente hemos sido violentados y revictimizados por el sistema judicial, el cual no ha sancionado a nadie por el daño causado; más bien ha justificado de manera sistemática, el accionar del asesino y su familia y de otros responsables indirectos de la muerte de nuestro hijo. Por eso denunciamos en forma pública, la lamentable forma de actuar de la justicia:
1- Al asesino Martín Ríos lo detuvieron, pocos días después de matar a nuestro hijo, en ¡compañía de su madre! portando el arma que había usado para el crimen, cargada y lista para disparar llevando además 57 balas con la punta limada. A partir de su detención, se supo que este asesino tenía antecedentes de consumo de diversas drogas, que había robado, que una vez lo detuvieron con el arma y drogas en el auto- y que lo absolvieron-, que muchas veces andaba armado y que cuando lo internaron por consumo de drogas, tanto él como sus padres abandonaron los tratamientos que les indicaron. Está claro en el expediente que su familia nunca se ocupó de ponerle límites a su exagerada afición a las armas; al contrario, el padre se hizo responsable ente el Renar para que Martín Ríos obtuviera el certificado de legítimo usuario y fue quién lo alentaba en la práctica de tiro.
2- A pesar de todos estos antecedentes, la familia de Ríos logró, por algunas razones sobre las que preferimos no opinar pero que nos generan sospechas, que un grupo de médicos, supuestamente “expertos”, escribieran largas páginas con palabras difíciles para argumentar que este asesino tiene un trastorno mental.
No debemos olvidar aquí que en el sistema burocrático de la justicia, las palabras grandilocuentes, el papeleo inútil y las alianzas, predominan muchas veces, por sobre la VERDAD de los hechos y la VIDA DE LAS PERSONAS. Lo cierto es que merced a estas artimañas el asesino Ríos, fue considerado INIMPUTABLE por el Tribunal Oral Nº 12, en un fallo vergonzoso de los jueces Ana Dieto de Herrera, Carlos Bruno y Alfredo Rizzo Romano, que prefirieron darle más crédito a un diagnóstico médico diseñado a medida, que a la palabra de los propios testigos que vieron a Ríos disparar sobre las víctimas a “sangre fría”, con tranquilidad y sin dudar. Así es que la Justicia ABSOLVIÓ DE CULPA Y CARGO al asesino Ríos.
3- La parodia judicial no termina aquí. En el mes de abril/09 la Sala 4 de Casación Penal le concedió una PROBATION al inescrupuloso médico Mark Garret que firmó el certificado de APTITUD PSICOFÍSICA del asesino Ríos con el cual le otorgaron la tenencia de armas de fuego. En esta ocasión la Justicia mostró una vez más su capacidad para el absurdo, porque SIN suspenderle la matrícula sólo lo obligó a cumplir 240 hs. de trabajo voluntario en el Hospital Municipal de San Antonio de Areco y a entregar $ 1.500 a la Red Argentina para el Desarme. Nadie cuestionó al médico que firmó un certificado “apto psicológicamente” a un sujeto de “extrema peligrosidad” (afirmado hasta por los peritos de la defensa de Ríos), demostrando así la incoherencia de algunos jueces y cuánto vale para ellos la irresponsabilidad profesional que puede costarle la vida a una persona.
4- Pero si algo faltaba para mostrar la irracionalidad y la ineptitud de la burocracia judicial, es la noticia que acabamos de enterarnos: El Juzgado Civil Nº 26 ha dictaminado la insania del asesino Martín Ríos otorgándole la CURATELA ¡a su madre! (la misma que estaba con su hijo armado cuando lo detuvieron). Hay que aclarar además que para la insania la flia. Ríos presentó una pericia médica que, “casualmente” fue firmada por una de las profesionales médicas del Cuerpo Médico Forense que participó en la pericia que se presentó para el juicio penal contra Ríos, donde lo declararon inimputable.
- Y así se cierra el círculo de la perfecta e inservible burocracia judicial, en la que, como muy pocos se toman el trabajo de leer con detenimiento los papeles y casi nadie se dedica a atar los cabos sueltos, pueden colarse todo tipo de artimañas para que los asesinos resulten libres de culpa y cargo. Y los mismos padres del asesino que fueron cómplices de su deterioro psíquico y de su afición a las armas, quedan como responsables de cuidar y controlar a un hijo al que no cuidaron nunca, e inclusive colaboraron para convertirlo en el asesino que hoy es.
Lo más terrible de esta cuestión, es que la “jaula de hierro” opera de manera perfecta, para que la vida de las víctimas quede perdida en una maraña de papeles y de unos cuantos funcionarios ineptos, que son incapaces de ver más allá de las letras engañosas de informes, pericias y oficios judiciales.
- Somos los padres de Alfredo MARCENAC, brutalmente asesinado por Martín Ríos, el 6 de julio de 2006. La Justicia Penal y Civil hasta hoy, se han burlado de él y de nosotros. Somos una de las tantas víctimas de este país que reclamamos, exigimos y ESPERAMOS la Justicia que se merecen las víctimas, porque entendemos que es lo que humanamente corresponde. No queremos venganza, solo buscamos JUSTICIA, sin trampas ni artimañas.
Ante tanto atropello sufrido pedimos SERIEDAD para el tratamiento de estos temas. Pedimos que se exija a los funcionarios judiciales que concursan para cubrir puestos en las instituciones jurídicas, una cuota especial de humanidad para atender el dolor ajeno, una cuota importante de “sentido común” para leer con atención los expedientes, porque esos expedientes no son papeles, son las vidas de nuestros hijos. Les pedimos esencialmente inteligencia y sensibilidad para juzgar con sabiduría, porque lo cierto es que, salvo honrosas excepciones, eso es lo que falta y mucho en la Justicia Argentina.
En nombre de Alfredo y nuestro, ¿alguien podrá atender este pedido?.

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