miércoles, 30 de septiembre de 2009

Setenta mil dólares para atravesar las rejas


En las últimas horas trascendió que el juez federal Eduardo Tentoni fijó fianza por un monto equivalente a 70 mil dólares para conceder a Francisco Manuel Martínez Loydi el beneficio de la excarcelación hasta tanto se sustancie el juicio oral por los delitos de lesa humanidad que está imputado.
La novedad no fue confirmada oficialmente, ni en ámbitos de la Justicia Federal, como tampoco en Bahía Blanca, donde las alternativas de este caso se siguen con expectativas.
De ser cierta la actitud del juez, en cuanto “Pancho”, como se lo conoce a Martínez Loydi, reúna ese capital atravesará las rejas de la cárcel del Servicio Penitenciario en Villa Floresta y volverá a su casa, donde se supone que aguardará hasta los primeros días de marzo de 2010, cuando se estima comenzará el juicio oral.
¿De qué se lo acusa a Martínez Loydi? Aparece muy comprometido en el marco de la causa 04/07 “Investigación de Delitos de Lesa Humanidad (Armada Argentina)”.
El ex titular de Prefectura de Quequén es un nombre que suena fuerte en Bahía Blanca al mencionarse el caso del secuestro y asesinato de los obreros gráficos Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola, trabajadores de La Nueva Provincia, diario que le dedicó en aquel momento un recuadro de veinte líneas al macabro crimen de sus trabajadores.
El diario digital EcosDias, de Bahía Blanca, reiteró recientemente una nota publicada a fines de septiembre de 2007 al prefecto mayor Martínez Loydi. Estuvo a cargo del periodista Diego Martínez. A continuación, un extracto de aquel reportaje.

“De corazón, ni idea”
“Según su memoria anual de 1976, a partir del golpe de Estado grupos de “12 a 15 hombres” de Prefectura actuaron “en acciones contra guerrillas” en el sur bonaerense, en coordinación con la Fuerza de Tareas 2 del Comando de Operaciones Navales, con sede en la base naval de Puerto Belgrano. Pese a las abundantes evidencias de su participación en secuestros de personas que continúan desaparecidas, como el de Héctor Rubén Sampini en Ingeniero White, a tres décadas de los hechos la justicia federal de Bahía Blanca aún no investigó a la Armada ni a la Prefectura.
El jefe del servicio de inteligencia que durante 1975 ordenó realizar informes sobre estudiantes, dirigentes gremiales y sacerdotes tercermundistas a las delegaciones de todo el país fue el prefecto mayor Rodolfo Alfonso Manzi. Quien como jefe de la delegación bahiense recibía sus pedidos era el prefecto mayor Julio Benjamín Baeza. A cargo de la sección informaciones que investigó y redactó el borrador sugiriendo ralear La Nueva Provincia de obreros molestos estaba el subprefecto Bernardino Miguel Nieto. Pero para marzo de 1976, cuando finalmente se elevó el informe, Baeza había sido reemplazado por el prefecto mayor Félix Ovidio Cornelli, y Nieto por el subprefecto Francisco Manuel Martínez Loydi, quien volvió a ocupar el cargo en 1980, cuando a falta de militancia la “comunidad de inteligencia” se dedicó a perseguir y amedrentar a los familiares de detenidos-desaparecidos que exigían justicia.
Ex combatiente de Malvinas, ex dirigente del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén y actual regente de la Escuela de formación y capacitación para el personal de la Marina Mercante de Prefectura Quequén, el bahiense “Pancho” Martínez Loydi se mostró sorprendido ante la consulta de este cronista.
- ¿Recuerda los asesinatos de los obreros gráficos de La Nueva Provincia, Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola?
- A la pistola... No recuerdo los nombres, sí los homicidios.
- Fue un caso atípico para ese año: los secuestraron y fusilaron pero no difundieron ningún comunicado haciéndolo pasar por tiroteo.
- (silencio)
- ¿Recuerda el informe sobre la guerrilla sindical infiltrada en La Nueva Provincia?
- Te soy franco, no recuerdo.
- ¿Alguna fuerza en particular se ocupaba de la seguridad de esa empresa?
- Pudo haber sido la SIPBA.
- ¿Qué entiende usted por “personal a ser raleado” de una empresa?
- Supongo que movido, sacado. ¿Por qué?
- Un informe firmado por su sección aconsejó ralearlos, tres meses antes de matarlos.
- No creo que Prefectura se haya metido en la parte gremial. No podíamos nosotros.
- ¿Y qué fuerza sí podía?
- Te soy franco, no sé. Mentiría si dijera algo. De corazón, ni idea.

Nota completa en www.ecodias.com.ar/notas/vernota.asp?NN=4352

lunes, 21 de septiembre de 2009

Pasaron dos siglos y todo sigue igual



Por Adrián Paenza

En este apasionado viaje por distintos lugares de la vida, quiero recuperar un texto del científico inglés Charles Darwin, quien con su teoría sobre la evolución y la selección natural cambió la historia de la humanidad para siempre.
Darwin estuvo mucho tiempo en la Argentina. Desde 1831 a 1836 viajó como naturalista a bordo de la nave inglesa “H.M.S. Beagle”. En realidad, Darwin formaba parte de una expedición que pretendía dar la vuelta al mundo en barco.
Después de leer el texto que escribió en 1833, se darán cuenta de que muchas de las cosas que nos pasan a los argentinos tienen un origen más antiguo del que nosotros mismos creemos.
Siempre existe la tentación de creer que todo tiempo pasado fue mejor. Bien. Puede ser que haya habido momentos del pasado que fueran mejores. Pero seguro que yo también puedo mencionar momentos actuales que son mejores que los del pasado.
En todo caso, lea el comentario que hizo sobre los argentinos en 1833. Y después, lo invito a un minuto de reflexión.

Extractos de una nota publicada en CIENCIA HOY, Volumen 6, Nº 31.
Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la ASOCIACIÓN CIENCIA HOY

'Durante los últimos seis meses, he tenido lo oportunidad de apreciar en algo la manera de ser de los habitantes de estas provincias [del Plata].
Los gauchos u hombres de campo son muy superiores a los que residen en las ciudades. El gaucho es invariablemente muy servicial, cortés y hospitalario. No me he encontrado con un solo ejemplo de falta de cortesía u hospitalidad. Es modesto, se respeta y respeta al país, pero es también un personaje con energía y audacia..
La policía y la justicia son completamente ineficientes. Si un hombre comete un asesinato y debe ser aprehendido, quizá pueda ser encarcelado o incluso fusilado; pero si es rico y tiene amigos en los cuales confiar, nada pasará.
Es curioso constatar que las personas más respetables invariablemente ayudan a escapar a un asesino. Parecen creer que el individuo cometió un delito que afecta al gobierno y no a la sociedad. (Un viajero no tiene otra protección que sus armas, y es el hábito constante de llevarlas lo que principalmente impide que haya más robos.)
Las clases más altas y educadas que viven en las ciudades cometen muchos otros crímenes, pero carecen de las virtudes del carácter del gaucho. Se trata de personas sensuales y disolutas que se mofan de toda religión y practican las corrupciones más groseras; su falta de principios es completa. Teniendo la oportunidad, no defraudar a un amigo es considerado un acto de debilidad; decir la verdad en circunstancias en que convendría haber mentido sería una infantil simpleza. El concepto de honor no se comprende; ni éste, ni sentimientos generosos, resabios de caballerosidad, lograron sobrevivir el largo pasaje del Atlántico.
Si hubiese leído estas opiniones hace un año, me hubiese acusado de intolerancia: ahora no lo hago. Todo el que tiene una buena oportunidad de juzgar piensa lo mismo.
En la Sala de Buenos Aires no creo que haya seis hombres cuya honestidad y principios pudiesen ser de confiar. Todo funcionario público es sobornable. El jefe de Correos vende moneda falsificada. El gobernador y el primer ministro saquean abiertamente las arcas públicas. No se puede esperar justicia si hay oro de por medio. Conozco un hombre (tenía buenas razones para hacerlo) que se presentó al juez y dijo: “Le doy doscientos pesos si arresta a tal persona ilegalmente; mi abogado me aconsejó dar este paso”.
El juez sonrió en asentimiento y agradeció; antes de la noche, el hombre estaba preso. Con esta extrema carencia de principios entre los dirigentes, y con el país plagado de funcionarios violentos y mal pagos, tienen, sin embargo, la esperanza de que el gobierno democrático perdure. En mi opinión, antes de muchos años temblarán bajo la mano férrea de algún dictador”.
29 de noviembre al 4 de diciembre de 1833

Los textos son de
Charles Darwin's Diary of the Voyage of 'H.M.S. Beagle'.
Edited from the MS by Nora Barlow, 1933, Cambridge University Press, pp. 197-200.
Traducción Ciencia Hoy.


Ahora sigo yo: ¿no es maravilloso encontrarse con escritos de una persona que casi dos siglos atrás describió lo que nos pasa hoy? ¿Cuál fue entonces el tiempo pasado en el que todo fue mejor? ¿No era, acaso, que la corrupción era producto de la era de la globalización y de fines del siglo XX? ¿No era verdad que los héroes vivían en esas épocas?
Obviamente, no creo tampoco que todo tiempo pasado haya sido peor. Sólo propongo no creer que porque uno no lo vivió, fue mejor. Algo así como que cuando una persona se muere, pasa a ser intachable e impoluta. Somos, ni más ni menos, que un conjunto de miserias y virtudes. En todo caso, un promedio de ellas.. A algunas personas, la 'agujita' les marca un poco más arriba. Y a otras, más abajo. La gran mayoría vive (vivimos) en un término medio. Y sólo unos muy privilegiados o depravados tienen la posibilidad de escaparse de la media, tanto sea por la mayor excelencia o por la perversión de sus actos.
Somos, en todo caso, humanos. Y peleamos por una sociedad mejor, más generosa, solidaria y con una mejor repartición de la riqueza. Ese sería un buen paso. Más allá de la revolución científica, este siglo debería estar marcado por haber logrado una distribución más equitativa de la riqueza material, pero también de la intelectual.
Ése es el desafío.

Adrián Paenza

lunes, 7 de septiembre de 2009

Ojos vendados ante la trata de personas


De acuerdo a los datos que dio a conocer recientemente la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el 90 por ciento de los casos de explotación tienen fines sexuales. Así la trata de personas se constituye como el tercer gran negocio después de las armas y el narcotráfico.
La trata de personas es un delito que en Argentina está tipificado como tal desde hace muy poco tiempo, pero en realidad existe desde antaño. Los principales blancos de los tratantes son mujeres y niños, sobre todo de aquellos sectores son mayormente vulnerados. El hambre, la educación y el desconocimiento suelen allanar el camino de quienes les ponen precio a esas vidas.
Empero, el potencial peligro que significa caer en una red de trata no es privativo de las clases bajas sino que también es posible en los sectores medios y altos. La gran oferta tecnológica y el acceso a los medios de comunicación facilitan a los tratantes captar más fácilmente a sus víctimas.
Nuestro país no es ajeno a esta problemática. Hace pocos días, durante una misa que ofició en Plaza Constitución, el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Jorge Bergoglio, alertó sobre la pobreza y la trata de personas. “Hombres, mujeres, chicos y chicas se los trata como mercancía” y “son objetos de trata”, disparó el representante de la Iglesia.

Qué pasa en Necochea
En Necochea algunos hechos de esta característica tomaron estado público. Oportunamente fueron detectados casos de mujeres que, desde distintos puntos del país, y algunas extranjeras, llegaron a esta ciudad mediante engaños y fueron sometidas a encierros, esclavitud y obligadas a prostituirse en bares. Por las denuncias de las propias víctimas se arribó a resultados que fueron positivos, si se tiene en cuenta que la red quedó desbaratada. ¿Por cuánto tiempo?, hasta que la prensa dejó de hacerse eco, y la sociedad se olvidó del tema.
Una investigación por drogas –por la que fue desplazada la cúpula de la Delegación Necochea de la Dirección General de Drogas Peligrosas de la Policía bonaerense- estableció la relación permanente entre los efectivos desplazados (hoy afrontan un proceso por infracción a la ley de estupefacientes y están muy cerca de ser juzgados oral y públicamente en Mar del Plata) y los propietarios/as de bares donde mujeres trabajan bajo el rol de coperas, camareras o acompañantes, encubriendo en realidad el ejercicio de la prostitución. Las escuchas telefónicas solicitadas en esa causa no dejaron dudas.
En los últimos días los medios de comunicación local dieron a conocer distintos procedimientos que se llevaron a cabo en este tipo de establecimientos nocturnos, y el resultado fue, algunas infracciones porque había mujeres que no contaban con la libreta sanitaria correspondiente.
Estos movimientos que parecen más para hacer estadísticas que para investigar, ¿no serán parte de un pacto de silencio entre proxenetas y clientela que desacredita la declaración de las mujeres? Causas que se iniciaron en Necochea no dejaron dudas de que ello ocurrió, precisamente cuando se registraban procedimientos de rutina y nunca se hallaban elementos para probar algún delito, más allá de infracciones de poca monta.

Complicidades

Según un informe elaborado por la OIM, la red tiene una trama secreta que implica “vínculos directos con autoridades políticas, judiciales y policiales”. También la Red No a la Trata aseguró que “los burdeles están a la vista de todos pese a que en la Argentina (país abolicionista) están prohibidos desde 1951 por ley nacional. Los proxenetas son delincuentes pero están en libertad. Y las mujeres son perseguidas aunque la ley nacional no las penaliza”. Si se recorren algunos locales en Necochea y Quequén ¿no se asemejan más a burdeles que bares, salón de tés, etc, tales como aparecen habilitados? Tal vez con esa mirada además de labrarse infracciones simples se encuentre la punta de un iceberg que, quizás, la misma sociedad prefiere no ver.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Con pedido de captura, cayó en Necochea


En poco menos de un mes y medio Jorge Carlos Agosti estaba en condiciones de presentarse ante la Justicia y liberarse, de algún modo, de los cargos que cayeron sobre él por la muerte de un adolescente, ocurrida el 24 de marzo de 2004.
Agosti fue apresado el fin de semana en Necochea, pese a que el hecho en el que aparece imputado tuvo lugar en el barrio porteño de Monte Castro, cuando, conduciendo un colectivo, atropelló a Ezequiel Ruiz, de 13 años, al salir de la escuela a la que concurría y lo mató.
Los testimonios que comprometieron al chofer de un interno de la línea 181 de transporte de pasajeros fueron contundentes y expresaron el exceso de velocidad en el que aparentemente se desplazaba el rodado, sumado a la falta de asistencia de la víctima.

Homicidio culposo agravado
Agosti fue juzgado por este hecho. El 17 de octubre de 2005, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 28, lo condenó a la pena de cuatro años de prisión y lo inhabilitó a conducir vehículos automotores por el plazo de 10 años, al hallarlo responsable del accidente que ocurrió en la intersección de la avenida Lope de Vega y Marcos Sastre, de Monte Castro, cuando el adolescente salía del colegio en su primer día de clases.
La sentencia fue apelada, bajo el argumento de “arbitraria” porque la defensa del chofer entendió que “también hubo culpa de la víctima”, y pidió que la pena se redujera al mínimo previsto para el delito de homicidio culposo, que es dos años de prisión en suspenso.
Como la condena no queda firme hasta tanto se expida el tribunal superior al que fue elevada la protesta, Agosti continuó en libertad.

Debe ir a prisión
La Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Penal analizó el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 28 y, por mayoría, confirmó la pena de cuatro años de prisión e inhabilitación de 10 años para conducir vehículos automotores. Los camaristas Gustavo Marcelo Hornos y Ana María Capolupo recordaron que la muerte del chico “no se habría producido” si Agosti “hubiese conducido con la atención y el cuidado debidos”.
Por su parte, la doctora Amelia Lydia Berraz de Vidal votó en minoría para reducir la condena de prisión a tres años (que le hubiera permitido a Agosti continuar en libertad), porque se manifestó en desacuerdo con el agravante que tuvo en cuenta el Tribunal, relacionado con la edad de Ruiz.
Cuando lo fueron a buscar para su detención, Agosti había desaparecido.

Bochas van, bochas vienen
En un mes y medio más la causa prescribía. Entonces Agosti iba a sortear la prisión, incluso aunque se presentara a la Justicia. Se mantuvo prófugo todo este tiempo, y las maniobras evasivas les resultaron buenas hasta el fin de semana pasado.
Efectivos de la “División Búsqueda de Personas” de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal Argentina encontraron rastros de Agosti en Necochea. La Delegación local de la Policía Federal se sumó a la estrategia para hallar a este hombre, de algo más de 60 años.
Cuando lo descubrieronn, su fisonomía era distinta a la que le conocían por las fotos que obraron los investigadores. Si bien no se hizo un lifting sofisticado, ahora Agosti tenía barba y cabellos más bien largos.
Establecida su residencia en Necochea, Policía Federal inició una discreta pesquisa para atrapar a Agosti, pasando desapercibida todo el tiempo para aprovechar el factor sorpresa y evitar la fuga del chofer sobre el que pesaba pedido de captura.
El fin de semana pasado fue el día. Efectivos policiales foráneos, devenidos a “turistas” recorrieron el Parque Miguel Lillo, y se quedaron mirando un emocionante partido de bochas. Uno de los participantes era Agosti, quien sólo advirtió la presencia policial, casi cuando tenía las esposas colocadas. Ahora está donde un tribunal y una cámara estableció que debe permanecer: en prisión.