miércoles, 12 de noviembre de 2014

La laguna La Salada no inundará a La Dulce

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El agua que amenaza a la localidad es proveniente de la cuenca del arroyo La Reserva que es hacia adonde debe ser derivada antes de llegar a la población. Los trabajos realizados aparentemente no están funcionando adecuadamente


Desde fines de los años ´90 o principio del 2000, la laguna La Salada se convirtió en un foco de conflicto, que en la fecha están alcanzando ribetes impensados. Algunos funcionarios hablan de expropiar tierras para hacer canalizaciones amparándose ante la posibilidad de que la localidad de La Dulce se inunde; otros se quejan por los daños que la creciente de ese ojo de agua les produjo; los más sensatos amparándose en estudios realizados por profesionales del Grupo de Investigación Hidrogeología del Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Mar del Plata y del Conicet, se oponen defendiendo el impacto ambiental que puede significar trasvasar aguas entre cuencas, y el desastre ecológico que puede significar. En medio de este conflicto, no faltaron anónimos y, trascendió, amenazas que podrían ser las causas de la paralización de obras de saneamiento de las aguas en la localidad de La Dulce.
Es ilógico pensar que la laguna La Salada, ubicada en el acceso a la localidad de Comandante Nicanor Olivera (Estación La Dulce) y Ruta Provincial 86 pueda inundar a esa población porque ésta se encuentra mucho más elevada que la laguna, teniendo en cuenta el nivel del mar.
Por otra parte, conclusiones de los profesionales de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Conicet fueron contundentes: “El humedal laguna La Salada se nutre de aguas subterráneas provenientes de napas freáticas, no recibiendo aportes de significancia de aguas superficiales”. Además en el trabajo científico que realizaron en ese lugar, denominado “El agua subterránea en el funcionamiento hidrológico de los humedales del Sudeste Bonaerense, Provincia de Buenos Aires, Argentina” destacó la importancia hidrogeológica que “este humedal tiene para la vulnerabilidad del acuífero y la necesidad imperiosa de su conservación en estado natural, sin modificaciones artificiales por ser una fuente de recarga del mencionado acuífero”.
En el año 2005, la ingeniera Susana Laborde, de la Dirección Provincial de Saneamiento y Obras Hidráulicas determinó la necesidad de estudiar el impacto ambiental que se causaría en el Río Quequén Grande al aportarle un volumen de agua con alta concentración de sales como se habría proyectado y por otra parte también indicó que el egreso artificial de aguas desde la laguna La Salada concentraría sus sales y la calidad de sus aguas empeoraría. En principio, la profesional puso énfasis en no derivar más agua al Río Quequén Grande a través de canales.
Teniendo en cuenta el impacto ambiental que se puede dar si se modifica el humedal laguna La Salada, el sentido común indica la importancia de dejar todo como naturalmente debe ser.
No obstante la laguna sigue creciendo. A principio de esta década, los dueños del campo donde está emplazada La Salada realizaron construcciones en el lecho. Sin dudas no contemplaron que la obra se hizo en un sitio que en épocas de creciente el agua desborda hacia ese lugar. En la actualidad, con las napas freáticas casi a flor de suelo, hoy está todo bajo agua. De allí el reclamo constante de realizar una canalización hacia el Río Quequén Grande, que está muy cerca, sin interesar las consecuencias que puede acarrear un trabajo de esta naturaleza.
Por otra parte, la localidad de La Dulce está amenazada por las aguas, pero las que provienen de la cuenca del arroyo La Reserva y de la zona de Lumb. Cabe destacar que las derivaciones por los pluviales son de los años 50. Estos no se alteraron, en cambio sí, la cantidad de lluvia. Además, los aportes subterráneos en un año fueron de 6.010.000 m3, y siguen aumentando. Por esa razón sigue creciendo La Salada como cientos de lagunas en toda la Provincia.
Aquellos que pretenden declarar la necesidad y urgencia de canalizar la laguna La Salada, argumentando el peligro que corre La Dulce de ser inundada, o que el crecimiento de la mencionada laguna es consecuencia del agua que le derivan desde la localidad, queda totalmente desdibujado ante estos estudios y conclusiones de profesionales.
Conocedora, estudiosa y muy respetuosa de la Naturaleza, Joan Elizabeth Cuthbert de López Pueyrredón, del establecimiento Malal Tuel Chico, ubicado en la Ruta Provincial 86, kilómetro 51, es la principal oponente al trasvase de aguas de distintas cuencas. Si bien, el canal o entubado que se pretenden hacer pasa por su campo y destruirá una de las vistas más hermosas de Río Quequén Grande, entiende que “hacer ese trabajo es gastar dinero inadecuadamente porque La Dulce no corre riesgo por La Salada; no se solucionará el inconveniente, y además, cuando el Río Quequén crece furioso, hará de tapón al by pass de la laguna, aportando incluso, más agua”, expresó, además de imaginarse el verdadero desastre ambiental que significará ese trabajo.
Algunos funcionarios creen que la actitud de Joan López Pueyrredón “es un capricho”, pero “lejos está de serlo, lo que digo está avalado por estudios realizados por profesionales. No entiendo como (las autoridades) no lo tienen en cuenta al momento de tomar determinaciones”.
Tal vez no se tenga en cuenta por temor. La propia productora agropecuaria recibió anónimos relacionados con este tema. También, en La Dulce es un secreto a grandes voces, algunos funcionarios fueron advertidos mediante amenazas, para que detuvieran los trabajos de saneamiento que se estaban realizando en la localidad respecto al agua. Hasta, dicen, llevaron camiones mezcladores con cemento para bloquear los trabajos. Quizás por esta cuestión, o vaya a saber por cuál otra, las labores se interrumpieron.
La buena voluntad de López Pueyrredón quedó de manifiesto una vez más al autorizar la realización de un entubado, que pase por el campo. Si bien ya lo había hecho verbalmente, ahora lo confirmó mediante una carta que elevó a la Dirección Provincial de Saneamiento y Obras Hidráulicas, con copias a la Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad de Necochea y a la Comisión de Emergencia Hídrica del Partido de Necochea.
“No se trata de imponer por la fuerza”, expresó la productora quien además exige “estricto cumplimiento” de algunas condiciones, que tienen que ver con el cuidado de la Naturaleza.
En un tramo de la carta se advierte marcado malestar: “Teniendo en cuenta vuestro silencio ante las notas presentadas con fechas 11/9/2014 y 16/10/2014, hemos resuelto avanzar con la cuestión autorizando la obra y fijando con claridad las condiciones de la autorización, de manera de no seguir demorando la resolución de la problemática”.
Entre las condiciones inexorables para la productora la obra debe tener un plazo preestablecido para realizar la excavación y entubado y quedar completamente terminada. En caso de no respetarse los tiempos la autorización caducará de pleno derecho de manera automática. De ocurrir esta situación, la dueño del campo tapará la excavación que se hubiese realizado y los costos serán a cargo de la Dirección Provincial de Saneamiento y Obras Hidráulicas.
Por otra parte, previo al comienzo de las obras, se deberá limitar el área de trabajo, y, tanto el personal como las maquinarias que se utilicen no podrán pasar esos límites. Incluso, fuera de los horarios de labor que se establezcan, salvo algún sereno, nadie podrá permanecer en la zona de trabajos.
Además, otra de las condiciones establece que el obrador deberá estar fuera de la propiedad. También, se destaca que la obra se realizará desde la desembocadura del conducto en el Río Quequén hacia el inicio en la Ruta Provincial 86; contar con una válvula automática que asegure el cierre de ingreso de agua al conducto ante situaciones de crecida del Río Quequén; que el material de excavación no se retire del lugar para que después sea utilizado para tapar el entubado y una serie de seguros que cubran situaciones de responsabilidad civil.
La autorización está realizada, las condiciones planteadas, sólo falta la respuesta de la Dirección Provincial de Saneamiento y Obras Hidráulicas para así dar lugar a un “alivio” al conflicto que se viene generando desde hace tanto tiempo alrededor de la Laguna La Salada. La actitud de la productora rural es una actitud de buena voluntad. No necesita ser amedrentada cuando de buscar soluciones se trata.

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