domingo, 28 de abril de 2013

La Justicia como apéndice del Gobierno de turno

Bookmark and Share Vergüenza, pavor, dudas, sospechas… Estas y muchas otras más sensaciones parecidas embargaron a un importante número de argentinos que siguió la maratónica sesión en el Congreso de la Nación, cuando se dio tratamiento al cambios de reglas en el Poder Judicial. Para el oficialismo es “democratización de la Justicia”. Para los cientos y miles de ciudadanos que se autoconvocaron en las plazas del país haciendo conocer su descontento, se trató de coartar la independencia de la Justicia, con todo lo que ello significa en un estado democrático. La actuación de la mayoría de los “representantes del pueblo” fue lamentable. Improperios, botellazos, doble votación, desconfianza, actuación de políticos que dejaron ver el lado más humillante y sin escrúpulos de cualquier ser humano fue el común denominador en este debate, supuestamente civilizado. La desesperación de los legisladores dejó al descubierto que el trasfondo de ese tratamiento no fue sólo el intento de hacer prevalecer una idea. Mientras estos políticos elegidos legítimamente por el pueblo siguen discutiendo, el sentido común de millones de ciudadanos expresaron con su autoconvocatoria que se convalidó un claro ataque al orden democrático y republicano. Se olfatea fácilmente la intención de convertir al Poder Judicial en un apéndice del Gobierno Nacional. En los últimos años la Justicia viene sufriendo gran descrédito. Es que se han hecho suficientes méritos para que así ocurra: escasas e irrisorias condenas ante el saqueo del patrimonio público; causas impunes, como la de Carlos Menem y los funcionarios absueltos por la voladura de la fábrica de explosivos en Río Tercero; la dilatación en la búsqueda de los responsables por las 52 muertes de Estación Once, donde quedó en claro el interés de funcionarios y empresarios inescrupulosos que dieron prioridad a sus ambiciones por sobre el bien común… Se podrían nombrar cientos de ejemplos donde aparecen reflejadas situaciones ¿cercanas? a la asociación ilícita de funcionarios con grupos privados y trasnacionales en beneficio personal. La cultura del sobreprecio en la obra pública, el narcotráfico, la trata de personas, la complacencia con miles de talleres que ejercen el trabajo esclavo, el comercio de las armas, los negocios millonarios a costa de la contaminación del agua y el medio ambiente, el reparto de la tierra pública son otros modelos a citar. Alguien dijo acertadamente por estos días que “la inseguridad es hija de la corrupción” y que “la corrupción mata”. Este es el sentimiento de la sociedad, pese a que tanto el oficialismo como la oposición parecen no escuchar. Como si fuera poco ahora se volverá a violar el orden jurídico en nombre de la democratización de la Justicia. En poco tiempo más habrá elecciones legislativas. Ese será un buen momento para que la ciudadanía, al momento de votar lo haga a conciencia. Sólo así se evitarán situaciones tan desagradables como lo que se vivieron en el Congreso… O contextos tan peligrosos por las intenciones encubiertas de convertir a la Justicia en un apéndice del Gobierno de turno.

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