domingo, 4 de noviembre de 2012

Los sobrevivientes

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Los más chicos dirían “¡qué buena onda!” o “¡que copados!” si leyeran el artículo “¡Somos sobrevivientes”, reflexiones de mayores nacidos antes de 1850. Los hay y muchos, y algunos de ellos tienen su residencia en Hogar de Ancianos “Alejandro Raimondi”. Tienen experiencias riquísimas y energía de sobra para superarse cada día. Un ejemplo válido es la edición de la revista “El Raimondi habla”, iniciativa de los propios abuelos que ya apareció y está en la calle. Desde el consejo editor, hasta la última labor hasta que sale la publicación es trabajo exclusivo de los residentes. Esto es una noticia positiva. A continuación, la nota de Elisa Seip, que reflejó el pensamiento de todos los ocupantes del Hogar Raimondi. “Considere los cambios que hemos vivido. “Nosotros nacimos antes que la televisión, antes que la vacuna antipolio, las comidas congeladas, los aviones jet, las copiadoras Xerox, los plásticos, las lentes de contacto, el fax, los cierres velero y la píldora anticonceptiva. “Somos anteriores a las tarjetas de crédito. Las computadoras, la fusión del átomo, el rayo y el bolígrafo. “Somos anteriores a la medibacha, los lavaplatos, los hornos de microondas, los secarropas, los acondicionadores de aire, la ropa lavilisto, la caminata del hombre en la Luna. “Nosotros primero nos casábamos y después íbamos a vivir juntos. En nuestro tiempo “los muebles” eran muebles de rotación rápida. Las conejas eran animalitos y no chicas de Playboy. Los blue jeans eran azules y eran ropa de trabajo; no envases ajustados de glúteos de todos los colores. “Tener relaciones era llevarse bien con los primos y la dieta era algo para los enfermos, el ayuno parte de la Semana Santa. “Somos anteriores a los maridos “ama de casa”, a los derechos de los homosexuales, a las parejas elegidas por computadora, carreras universitarias dobles, trabajos dobles, medicinas prepagas, hogares de ancianas y terapias de grupo. “Jamás oímos hablar de radios FM, pasacasetes, procesadoras de palabras, corazones artificiales, yogurt con frutas y varones usando aritos. “Para nosotros, tiempo compartido era estar con la novia muy juntitos, nada que ver con departamentos de veraneo por una semana o condominios. “Trucha era un pescado. Un programa era una mina y la palabra software no existía. “Copar era un término de militares y made in Japan era basura. Mc Dolnald´s humburgers y café instantáneo no existían, pero teníamos la fonda de la vuelta, el bife vuelta y vuelta y el cortado del gallego de la esquina. “Nosotros llegamos a la sociedad cuando se podía comprar algo con 5 ó 10 centavos. Por 10 se comía un flor de helado, sin colorantes y sabores artificiales, se andaban largos trechos en tranvía, se compraba una Bilz y se mandaba una carta o dos postales. Se compraba un auto nuevo por 3.500 pesos y la nafta costaba 21 centavos el litro. “En nuestros días fumar estaba de moda para los hombres. La hierba era pasto y ravioles comida de los domingos. La Coca una cosa nueva que quería competir con la Bidú. La música era algo que se podía silbar u oírla despacito. Un bailable era algo lento para chapar, y Sida, era un resfriado pidiendo sidra. “Pero tenemos que enfrentarnos con el presente. Somos la última generación que creyó que hacía falta un marido para tener un hijo. “Como para no estar confundidos y hablar de brecha generacional… “maleducado” lo peor que se le podía decir a alguien en un enojo. “Pero sobrevivimos, así que celebrémoslo!!!”.

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