viernes, 6 de abril de 2012

El lugar de la educación

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Si bien por el momento los docentes aceptaron el irrisorio aumento de sus haberes otorgado por el Estado, no caben dudas que se ha creado un caldo de cultivo de irritación entre los maestros del país. Por lo menos llama la atención que la señora presidente de la Nación, Cristina Fernández, política de raza, por cierto, haya expresado en la Asamblea Legislativa que los docentes “trabajan cuatro horas por día y tienen tres meses de vacaciones”. Ni ella misma se creyó ese discurso por más que lo siga sosteniendo. Lo que es peor, en caso de creerse sus palabras, es lo peligroso que su pensamiento puede llegar a ser. Lo cierto es que desde su cómodo despacho dispuso el sueldo de los maestros, minimizando con sus dichos la tarea que éstos desarrollan a lo largo y a lo ancho del país. Dicho así, de la manera que lo planteó, desconoce que los docentes no trabajan cuatro horas diarias solamente porque con esos haberes casi no cubre las necesidades básicas. A modo de ejemplo, si se quiere, una docente que escribió una carta abierta a la señora Cristina Fernández le explicó que en la actualidad tiene 30 módulos y le agregó que “necesitaría algunos más para poder tener una mínima capacidad de ahorro porque estoy al día”. Esta maestra trabaja en colegios de gestión privada y estatal, en primaria y en secundaria. “Me gustaría trabajar menos módulos para poder brindarles más a mis alumnos pero soy el sostén de mi casa y no puedo hacerlo. Cuando llego del trabajo corrijo, planifico clases, busco material y elaboro material propio. También hago cursos de perfeccionamiento, asisto a conferencias de desarrollo profesional y hasta asisto a webinars desde mi casa como una manera más de estar actualizada”. Esta docente desempeña otras tareas en su casa como la de llevar cuadernos de compensación preventiva para trabajar de manera más personalizada con aquellos alumnos a los que la materia les resulta más difícil. “Mi ciclo lectivo suele terminar entre Navidad y Año Nuevo, por lo que no entiendo de dónde saca usted que gozo de tres meses de vacaciones”. En su discurso, la señora presidente se refirió a la estabilidad laboral de los maestros. Es cierto, todos las tienen pero reconoció esta conquista como propia y no de la lucha de los propios docentes, durante años. Los dichos de la señora presidente pone al filo el levantamiento del pueblo en contra de los docentes. Si esto ocurriera, sin dudas aumentarán en poco tiempo los casos de violencia hacia los maestros, tan desamparados jurídicamente en la actualidad. Además vale destacar que, hoy por hoy, el trabajo de los docentes está lejos de ser “registrado”, sobre todo si se tiene en cuenta que el Estado mantiene un haber básico miserable y la mayor parte del sueldo consiste en sumas no remunerativas, es decir, “en negro”… ¿Qué cobrará cuando se jubile? En los últimos años el Estado repartió netbooks. La idea a simple vista parece buena y es una manera de que los chicos estén a la altura de las circunstancias, tecnológicamente hablando. Pero en lo que no se avanzó en el estado de las aulas de secundario, con asientos sueltos, pizarrones inexistentes (muchas veces pintados en la pared); las puertas que no cierran y las ventanas que no abren. No es un entorno que favorezca la concentración ni el desarrollo de hábitos. Por eso, los dichos de la señora presidente de la Nación fueron, al menos, desafortunados, y el pueblo espera una rectificación de concepto porque, planteado como lo hizo, sus palabras reflejan el lugar que le da a la educación. *Nota de la redacción. Fueron extraídos párrafos de la carta abierta de la docente Silvina Faure, dirigida a la señora presidente de la Nación.

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